sábado, 25 de octubre de 2014

A Andrea

Querida Andrea:

No sé con todo detalle por lo que estás pasando, pero lo intuyo. Y ¿por qué?. Porque tal vez he podido enfrentarme a situaciones parecidas a las que te estás enfrentando tú.

En esta vida hay gente (más de la que nos imaginamos) que padece la peor enfermedad que se puede padecer: la ENVIDIA. A estos personajes (no se les puede calificar de otro modo) se les tilda de “vampiros emocionales” en el campo de la psicología. Son personas frustradas por alguna razón, que proyectan sobre los demás (o al menos lo intentan) sus propios complejos, sus propias frustraciones. No son las de sus víctimas, son las suyas. Descargan sus miedos contra esas personas a las que envidian. 


Y te preguntarás, ¿por qué las envidian?.


Creo que esta fábula te ayudará a entenderlo mejor. Lo entenderás rápido, Andrea. 


Cuenta una fábula que en cierta ocasión una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía muy rápido y llena de miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir en su intento de alcanzarla.

La luciérnaga pudo huir durante el primer día, pero la serpiente no desistía, dos días y nada. Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente: ¿Puedo hacerte tres preguntas?


No acostumbro conceder deseos a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar, respondió la serpiente.


Entonces dime:

¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
¡No!, contestó la serpiente.

¿Yo te hice algún mal?

¡No!, volvió a responder su cazadora.

Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?

¡Porque no soporto verte brillar!, fue la última respuesta de la serpiente.


A pesar de los intentos de las serpientes, las luciérnagas brillan y brillan, jamás podrán acabar con ellas. La LUZ que desprenden es muy poderosa, como la que irradias tú, Andrea. Tú eres una de esas luciérnagas que brillan y brillan!! No dejes jamás que nada ni nadie apague tu LUZ. 

Raquel Fernández


Foto: Reino de Barataria

jueves, 16 de octubre de 2014

Amistad

Según pasan los años se va haciendo más nítido el interior de quienes nos rodean. Muchas veces hemos sido ingenuos y nos hemos dado a gente que realmente no quería conocernos.

Nuestra verdadera esencia va más allá de esos ratos de risas en un bar, es mucho más profunda y se va desgranando a lo largo de toda una vida. Por eso es gratificante sumar días y experiencias, son el mejor vehículo para comprobar quienes son los amigos de verdad. Nos lo han podido advertir nuestras madres, leerlo en una novela, pero solo el tiempo los hace evidentes.

Los amigos son aquellos que siguen a nuestro lado a pesar de las malas rachas, que no nos juzgan por nuestras decisiones, que se ponen en nuestra piel, que no nos exigen, que nos escuchan sin posicionarse .

Los amigos no se coleccionan, los de verdad se mantienen. Los sentimos cerca porque se encargan de que así lo sintamos a pesar de la distancia. Nos abrazan mentalmente y luchan por que no olvidemos que somos especiales para ellos.

Me siento muy afortunada por contar con esa gente, esos amigos, que no han dejado de valorarme nunca, que no han dejado de estar nunca. Son auténticos tesoros, un auténtico privilegio.


Raquel Fernández