Foto: Reino de Barataria |
La melodía de la noche
se ha posado en mi ventana
y me ha dicho en un susurro
que te podré ver mañana.
Muchas horas perdería
junto a ti.
Por tu alegría,
por tu forma de vivir,
por la chispa de tus ojos;
por los besos que me das,
que el corazón me hace latir.
El sentido sentimiento
que no sabes que sentí.
La llamada del de adentro
que me dice a gritos: Abrid!
Castellano de un castillo
al que tú deberías ir,
porque mi vida, es tu vida
y juntos la debemos vivir.
Amadís, el de princesas.
Anibal, el de batallas.
Conquistadores los dos,
con un mismo encargo del alma.
Buscar, hallar, encontrar,
lo que les acecha y no para,
que les vencerá sin posible remontada.
Pues es amor y no guerra,
es amor y no gala
y ellos como yo
perderán esta batalla.
Pero la herida que fluya
podrá ser recompensada.
Quizás tú tengas la cura
que cierre la brecha helada,
que reviva a la que muere,
tras la armadura que arma.
Raquel Fernández
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