viernes, 29 de agosto de 2014

Condenadas

Ha sido difícil camino... muchas trampas les pusieron a lo largo de la historia, vigiladas por ese señor insolente que no les dejaba clamar. "Seres inferiores" las llamaron y por ello eran maltratadas e injuriadas.

Largo fue el llanto y espesa la sangre que se ha derramado hasta hoy. Un hoy donde siguen quedando charcos de angustia en un mundo donde la conciencia no existe.


No miro a las victoriosas, aquellas que viven como deberían haber vivido siempre... Miro a las que siguen encarceladas dentro de su propio ser. Sus gritos no son escuchados, ni el sonido de sus pasos, está prohibido; tampoco su rostro hermoso se vislumbra. Prisioneras por su sexo, prisioneras en su casa.



Foto: Reino de Barataria
No miro a las liberadas. Miro rostros adolescentes que esperan hacer dinero con sus favores a desconocidos en la parte trasera de un coche. Las trajeron engañadas. Dejaron lejos su infancia junto a sus familias, con el propósito de encontrar una vida mejor.

No se engañe al contemplar, no ciegue sus ojos con una luz que cree apreciar clara, porque la niebla nos sigue acechando. La lucha no ha terminado, el camino se bifurca y por eso continúa.


Algunas han encontrado un sendero agradable, han nacido en un momento y un lugar oportuno. No miro a éstas, miro a esas otras que son trueque desde niñas para solucionar problemas domésticos. Ellas no pueden elegir, no pueden seguir la senda que les lleva a la felicidad. Su destino ya ha sido tapiado.


No miro a las que dejaron atrás un pasado oscuro. A ellas, no las miro, ya se han salvado. Miro a una mujer de mirada triste, con un bebé entre sus brazos. La miro y la miro, no puedo apartar mi mirada. Condenada por ser mujer, va a morir apedreada.


Raquel Fernández

4 comentarios:

  1. Raquel qué hermoso texto. Qué necesario es arrojar esa luz sobre esa tétrica oscuridad tan, desgraciadamente, cotidiana para muchas. Tan necesario como recordar, como tú bien dices, que aún queda un largo y duro camino por recorrer, que la lucha continúa. Gracias por hacerlo con esa sensibilidad y sinceridad.

    Un gran abrazo.

    Judith.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Judith. Me sale de dentro. Es imposible no mirar a esas, a aquellas que aún viven condenadas en pleno siglo XXI. Jamás debemos olvidar que podríamos ser cualquiera de nosotras. Mil besos, mi niña

      Eliminar
  2. Nos queda mucho por andar, les queda mucho por sufrir, pero mientras haya voces que no se ahoguen en su propio dolor, mientras haya ojos que no se ahoguen en sus propias lágrimas, mientras haya entrañas que hagan de tripas corazón, podrá haber luz para algunas de ellas, otras se apagarán antes de llegar al final del camino...
    Qué bonita eres prima, por dentro y por fuera!!! Sigue así. 😙

    ResponderEliminar